La complejidad de la mente humana llega a su máxima expresión ante un evento traumático como el que vivimos recientemente, sin embargo puede llegar a convertirse en una enorme carga emocional para los niños que de no ser llevada de buena manera se puede transformar en una bomba de tiempo, según explican los psicólogos.
Las 3:34 de la madrugada del día 27 de febrero de este año es un instante que quedará grabado a fuego en la memoria de miles de chilenos. La naturaleza nuevamente nos dio un duro golpe, que afectó a una parte importante del país.
A más de un mes de ese duro momento, todos los afectados comienzan hacer esfuerzos para intentar volver a la normalidad. Sin embargo todos coinciden en que superar la parte emocional será una de las etapas más difícil de superar en lo que se ha denominado los efectos del 27/F.
Dentro de quienes resultaron afectados emocionalmente, son los niños en edad escolar los que más han debido enfrentar esta situación. “Muchos de ellos no se percataron en el instante de la magnitud de lo que estaba sucediendo. En otros casos fueron despertados violentamente por sus familiares ante el peligro inminente del tsunami, pero en ambos casos, literalmente les cambio la visual del mundo de la noche a la mañana”, dice el psicólogo Carlos Hormazábal, quien por estos días se encuentra trabajando el tema de la ayuda psicológica post terremoto con diferentes colegios de la provincia de Arauco, en la octava región.
De acuerdo a lo que plantea el profesional, “esta es una zona que fue duramente golpeada. Hay comunas como Tirúa o Arauco que fueron azotados duramente por el tsunami y eso provocó la destrucción de sus lugares de juegos, sus escuelas, sus propias casas lo afectó visualmente a los niños, lo que les genera una grabación en su mente de esa imagen dantesca con la cual se encontraron una vez que llegó la luz del día”.
Dentro del trabajo que Hormazábal está realizando con los afectados y su entorno, principalmente está el de explicarles que los terremotos son catástrofes que ocurren en forma natural e inesperada y producen un violento quiebre en nuestra vida. Además agrega que “catástrofes como estas dividen la vida de la las personas en un antes y un después. Lo más importante es que los afectados acepten lo ocurrido y conozcan un poco más del tema. Eso ayuda para poder superar los traumas”, agrega.
NO HABLAN… PERO DIBUJAN
Es casi una tradición que a la vuelta de vacaciones, al comenzar el año escolar, los niños compartan con sus compañeros sus experiencias durante el verano, las cuales son expresadas principalmente mediante dibujos: “Lo que los niños pintan ahora son imágenes que no dejan de llamar la atención”, dice Sofía Fuentes, profesora de educación básica de la comuna de Tirúa, en la zona costera. Luego agrega que “es evidente que tienen un trauma después de lo que ocurrió. Nos pasa a nosotros como adultos así que es comprensible que presenten esos estados".
Un poco más al norte, en la histórica ciudad de Cañete, la situación no es tan diferente que la anterior. “Si bien acá no sufrimos el tema del tsunami, porque no somos una comuna costera, nuestros alumnos también han expresado sus sentimientos a través de dibujos que no son los habituales al comenzar el año. Ya no dibujan campos o paseos a caballo, ahora se ven otros temas, pero existe un factor que no deja de llamar la atención y es que existe una gran presencia de familias unidas”, dice Harry Guzmán, profesor en una escuela del sector rural de la comuna.
Con todo lo ocurrido y pensando en el bienestar de los estudiantes, las autoridades han comenzado hacer un trabajo específico con los niños. “Lo primero en lo que nos hemos centrado es en tener todos los colegios funcionando. Algunos quedaron inutilizables completamente destruidos. Otros no pueden ser utilizados por la amenaza que representan, pero actualmente todos los colegios están funcionando”, señala la recién designada gobernadora provincial de Arauco, Flor Weisse.
Dos caso emblemáticos en este tema son las escuelas de Llico y “Cerro La Cruz” de Lebu. En el caso de la primera, resultó totalmente destruida tras el tsunami que afecto a la pequeña caleta del mismo nombre, en la comuna de Arauco. “Actualmente las dependencias de este establecimiento se instalaron en unos containers que dispuso el ministerio de Educación”, agrega la autoridad.
El caso de la escuela de Lebu es muy particular, porque desde la semana pasada funciona en dependencias de la Prefectura de Carabineros, quienes en una forma de hacerse parte en la pronta solución que necesitaban los 150 alumnos del establecimiento, habilitaron en el gimnasio de la unidad el mobiliario necesario para que funciones esta particular sala de clases. “La provincia resultó duramente golpeada por el terremoto, pero todos hemos puesto lo mejor de cada uno para salir cuanto antes de este difícil momento”, agrega la gobernadora.
APOYO PSICOLÓGICO
Por mucho esfuerzo que se haga, las autoridades reconocen que esta dura tarea necesita de la ayuda de profesionales que presten ayuda sicológica a los menores que sufrieron con el sismo.
Por esta razón llegaron hasta la zona profesionales de distintas escuelas de sicología del país, para ayudar emocionalmente a estos niños, que aunque ahora aparentan tener una vida casi normal, llevan una enorme carga emocional sobre sus pequeños hombros.
“Lo primero que debemos intentar superar es lo que se conoce como la reviviscencia repetitiva del evento”, dice Nicole Pelen, psicóloga experta en el área infantil de la Universidad del Desarrollo de Concepción, quien trabajó con los niños de primero a octavo año básico de la comuna de Curanilahue.
Según la profesional, esta situación puede implicar procesos tales como recuerdos o sueños reiterativos y angustiantes de situaciones que recuerdan eventos traumáticos como el del 27/2.
“Existe otro grupo de reacciones que se pueden observar y que los padres o los profesores no asocian como consecuencia de lo ocurrido. Algunas de ellas son la insensibilidad emocional o hacer como que no les importa. Esto puede llegar a convertirse en una bomba de tiempo que en cualquier minuto puede explotar, generando mayores problemas en los menores. Todos debemos, de una u otra forma sacar la angustia que esto nos provocó. Nadie puede decir que esto no le afectó”, sentencia la psicóloga.
¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LOS NIÑOS?
Por estos días, la escuela de Psicología de la Universidad Católica ha elaborado un documento que se está entregando en todos los colegios de la zona, en el cual se explica como superar los traumas que quedaron luego de ocurrido el desastre.
En el documento se establece claramente que los niños, al igual que los adultos se ven afectados por este tipo de eventos de alta complejidad traumática e indica que las reacciones de estos, van a depender en parte a la edad mental y capacidad de entender lo sucedido.
“Los niños poseen una gran sensibilidad emocional y suelen sintonizarse fácilmente con la emoción de los adultos significativos en su vida. Ello hace que el niño pueda reaccionar como un espejo que refleja las emociones de los adultos cercanos, como por ejemplo, reaccionar con pánico frente al pánico o con calma frente a un adulto que controla la situación) o a la inversa, donde frente al descontrol de los adultos, el niño asume un rol protector, invirtiendo los papeles e implicando un costo emocional importante para él”, señala parte del documento.
“En este sentido es super importante el rol que juegan los adultos que están más cercanos al niño”, dice la psicóloga Nicole Pelen, y agrega que “la mente infantil funciona de una manera distinta al de un adulto y en es super importante de cómo estos manejen las situaciones y de cómo son capaces, posteriormente, de mentalizar a los niños. Dicho de otra manera, cómo los adultos son capaces de traducir la experiencia vivida en un lenguaje que sea cercano y comprensible para él y que les permita comprender, elaborar y poder expresar sus sentimientos frente a esta situación”.
AYUDADOS POR LA MÚSICA
Karina Coloma tiene 11 años y cursa sexto básico en la escuela “Ramiro Roa” de Curanilahue y desde los nueve forma parte de la “Orquesta Sinfónica Juvenil” que la comuna posee y que es una de las pionera en la materia a nivel nacional.
Al igual que el resto de los integrantes de la agrupación ve con preocupación el estado e que quedó la sala de ensayos que alberga a estos jóvenes músicos. El espacio que cumplía con todas las condiciones necesarias para la práctica musical está ubicado en el pabellón A del Liceo Mariano Latorre y ya cuenta con el decreto de demolición que emitió el municipio de la ciudad minera. “Nos dijeron que está dañado como en un 80%”, dice casi sin entender sus propias palabras.
Recién hace dos semanas los profesores que están a cargo de esta orquesta y que pertenecen a la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Concepción pudieron llegar hasta el lugar para ver in situ el estado en quedó el lugar y las condiciones de los instrumentos.
En el informe que entregaron al municipio se indica que sólo algunos instrumentos, principalmente los de viento, de mayor tamaño resultaron afectados y que se requiere con urgencia un lugar donde retomar los ensayos, el que debe tener condiciones especiales de espacio y temperatura.
Con el violín que interpreta Karina, entre sus manos, la pequeña cuenta la experiencia que le tocó vivir esa madrugada, que difícilmente podrá olvidar. “Estaba durmiendo en mi casa con toda mi familia, de repente escuché un ruido muy fuerte y todo comenzó a moverse. Escuché algo como que se caían las copas y los platos y después mi mamá comenzó a gritar. Después como que no me acuerdo mucho y recién me acuerdo cuando estábamos en la calle junto a mi abuelito y mi abuelita. Ellos como que estaban más calmados y me sentí bien al lado de ellos”, dice la joven violinista.
La pequeña, con una mirada que delata el esfuerzo, intenta recordar más detalles de lo ocurrido esa noche, pero la tarea no es fácil. Cierra los ojos y dice sólo recordar gritos, ruidos, sirenas y que fue una noche que no parecía terminar. La imagen que vio al otro día, sin embargo, parece estar grabada como una película ininterrumpida. “Habían casas con los vidrios quebrados al lado de la nuestra. Fuimos con mi hermano a ver a la esquina y en la parte de atrás de mi casa había gente con pijama afuera de una casa que se había caído casi toda”, agrega.
Con el paso de los días y con un pueblo que intenta volver a la normalidad, ella y el resto de los integrantes de la orquesta se reúnen en una improvisada sala a interpretar las pautas que llevan a cada lado y que son casi como una parte de ellos, lo mismo que su violín. “Cuando nos juntamos y empezamos a tocar como que nos olvidamos de todo lo malo que pasó”, dice Karina y un compañero que tímidamente dice que se llama Rodrigo agrega, medio avergonzado, que “a lo mejor a la gente también le pasa lo mismo. Yo creo que deberíamos dar un pequeño concierto para que escuchen música y se olviden de todo lo malo que pasó”, dice convencido de que las notas que entregan sus instrumentos son un remedio para el alma, capaz de curar todo el dolor que dejó un terremoto que muy difícilmente podrán olvidar.
Las 3:34 de la madrugada del día 27 de febrero de este año es un instante que quedará grabado a fuego en la memoria de miles de chilenos. La naturaleza nuevamente nos dio un duro golpe, que afectó a una parte importante del país.
A más de un mes de ese duro momento, todos los afectados comienzan hacer esfuerzos para intentar volver a la normalidad. Sin embargo todos coinciden en que superar la parte emocional será una de las etapas más difícil de superar en lo que se ha denominado los efectos del 27/F.
Dentro de quienes resultaron afectados emocionalmente, son los niños en edad escolar los que más han debido enfrentar esta situación. “Muchos de ellos no se percataron en el instante de la magnitud de lo que estaba sucediendo. En otros casos fueron despertados violentamente por sus familiares ante el peligro inminente del tsunami, pero en ambos casos, literalmente les cambio la visual del mundo de la noche a la mañana”, dice el psicólogo Carlos Hormazábal, quien por estos días se encuentra trabajando el tema de la ayuda psicológica post terremoto con diferentes colegios de la provincia de Arauco, en la octava región.
De acuerdo a lo que plantea el profesional, “esta es una zona que fue duramente golpeada. Hay comunas como Tirúa o Arauco que fueron azotados duramente por el tsunami y eso provocó la destrucción de sus lugares de juegos, sus escuelas, sus propias casas lo afectó visualmente a los niños, lo que les genera una grabación en su mente de esa imagen dantesca con la cual se encontraron una vez que llegó la luz del día”.
Dentro del trabajo que Hormazábal está realizando con los afectados y su entorno, principalmente está el de explicarles que los terremotos son catástrofes que ocurren en forma natural e inesperada y producen un violento quiebre en nuestra vida. Además agrega que “catástrofes como estas dividen la vida de la las personas en un antes y un después. Lo más importante es que los afectados acepten lo ocurrido y conozcan un poco más del tema. Eso ayuda para poder superar los traumas”, agrega.
NO HABLAN… PERO DIBUJAN
Es casi una tradición que a la vuelta de vacaciones, al comenzar el año escolar, los niños compartan con sus compañeros sus experiencias durante el verano, las cuales son expresadas principalmente mediante dibujos: “Lo que los niños pintan ahora son imágenes que no dejan de llamar la atención”, dice Sofía Fuentes, profesora de educación básica de la comuna de Tirúa, en la zona costera. Luego agrega que “es evidente que tienen un trauma después de lo que ocurrió. Nos pasa a nosotros como adultos así que es comprensible que presenten esos estados".
Un poco más al norte, en la histórica ciudad de Cañete, la situación no es tan diferente que la anterior. “Si bien acá no sufrimos el tema del tsunami, porque no somos una comuna costera, nuestros alumnos también han expresado sus sentimientos a través de dibujos que no son los habituales al comenzar el año. Ya no dibujan campos o paseos a caballo, ahora se ven otros temas, pero existe un factor que no deja de llamar la atención y es que existe una gran presencia de familias unidas”, dice Harry Guzmán, profesor en una escuela del sector rural de la comuna.
Con todo lo ocurrido y pensando en el bienestar de los estudiantes, las autoridades han comenzado hacer un trabajo específico con los niños. “Lo primero en lo que nos hemos centrado es en tener todos los colegios funcionando. Algunos quedaron inutilizables completamente destruidos. Otros no pueden ser utilizados por la amenaza que representan, pero actualmente todos los colegios están funcionando”, señala la recién designada gobernadora provincial de Arauco, Flor Weisse.
Dos caso emblemáticos en este tema son las escuelas de Llico y “Cerro La Cruz” de Lebu. En el caso de la primera, resultó totalmente destruida tras el tsunami que afecto a la pequeña caleta del mismo nombre, en la comuna de Arauco. “Actualmente las dependencias de este establecimiento se instalaron en unos containers que dispuso el ministerio de Educación”, agrega la autoridad.
El caso de la escuela de Lebu es muy particular, porque desde la semana pasada funciona en dependencias de la Prefectura de Carabineros, quienes en una forma de hacerse parte en la pronta solución que necesitaban los 150 alumnos del establecimiento, habilitaron en el gimnasio de la unidad el mobiliario necesario para que funciones esta particular sala de clases. “La provincia resultó duramente golpeada por el terremoto, pero todos hemos puesto lo mejor de cada uno para salir cuanto antes de este difícil momento”, agrega la gobernadora.
APOYO PSICOLÓGICO
Por mucho esfuerzo que se haga, las autoridades reconocen que esta dura tarea necesita de la ayuda de profesionales que presten ayuda sicológica a los menores que sufrieron con el sismo.
Por esta razón llegaron hasta la zona profesionales de distintas escuelas de sicología del país, para ayudar emocionalmente a estos niños, que aunque ahora aparentan tener una vida casi normal, llevan una enorme carga emocional sobre sus pequeños hombros.
“Lo primero que debemos intentar superar es lo que se conoce como la reviviscencia repetitiva del evento”, dice Nicole Pelen, psicóloga experta en el área infantil de la Universidad del Desarrollo de Concepción, quien trabajó con los niños de primero a octavo año básico de la comuna de Curanilahue.
Según la profesional, esta situación puede implicar procesos tales como recuerdos o sueños reiterativos y angustiantes de situaciones que recuerdan eventos traumáticos como el del 27/2.
“Existe otro grupo de reacciones que se pueden observar y que los padres o los profesores no asocian como consecuencia de lo ocurrido. Algunas de ellas son la insensibilidad emocional o hacer como que no les importa. Esto puede llegar a convertirse en una bomba de tiempo que en cualquier minuto puede explotar, generando mayores problemas en los menores. Todos debemos, de una u otra forma sacar la angustia que esto nos provocó. Nadie puede decir que esto no le afectó”, sentencia la psicóloga.
¿CUÁL ES EL IMPACTO EN LOS NIÑOS?
Por estos días, la escuela de Psicología de la Universidad Católica ha elaborado un documento que se está entregando en todos los colegios de la zona, en el cual se explica como superar los traumas que quedaron luego de ocurrido el desastre.
En el documento se establece claramente que los niños, al igual que los adultos se ven afectados por este tipo de eventos de alta complejidad traumática e indica que las reacciones de estos, van a depender en parte a la edad mental y capacidad de entender lo sucedido.
“Los niños poseen una gran sensibilidad emocional y suelen sintonizarse fácilmente con la emoción de los adultos significativos en su vida. Ello hace que el niño pueda reaccionar como un espejo que refleja las emociones de los adultos cercanos, como por ejemplo, reaccionar con pánico frente al pánico o con calma frente a un adulto que controla la situación) o a la inversa, donde frente al descontrol de los adultos, el niño asume un rol protector, invirtiendo los papeles e implicando un costo emocional importante para él”, señala parte del documento.
“En este sentido es super importante el rol que juegan los adultos que están más cercanos al niño”, dice la psicóloga Nicole Pelen, y agrega que “la mente infantil funciona de una manera distinta al de un adulto y en es super importante de cómo estos manejen las situaciones y de cómo son capaces, posteriormente, de mentalizar a los niños. Dicho de otra manera, cómo los adultos son capaces de traducir la experiencia vivida en un lenguaje que sea cercano y comprensible para él y que les permita comprender, elaborar y poder expresar sus sentimientos frente a esta situación”.
AYUDADOS POR LA MÚSICA
Karina Coloma tiene 11 años y cursa sexto básico en la escuela “Ramiro Roa” de Curanilahue y desde los nueve forma parte de la “Orquesta Sinfónica Juvenil” que la comuna posee y que es una de las pionera en la materia a nivel nacional.
Al igual que el resto de los integrantes de la agrupación ve con preocupación el estado e que quedó la sala de ensayos que alberga a estos jóvenes músicos. El espacio que cumplía con todas las condiciones necesarias para la práctica musical está ubicado en el pabellón A del Liceo Mariano Latorre y ya cuenta con el decreto de demolición que emitió el municipio de la ciudad minera. “Nos dijeron que está dañado como en un 80%”, dice casi sin entender sus propias palabras.
Recién hace dos semanas los profesores que están a cargo de esta orquesta y que pertenecen a la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Concepción pudieron llegar hasta el lugar para ver in situ el estado en quedó el lugar y las condiciones de los instrumentos.
En el informe que entregaron al municipio se indica que sólo algunos instrumentos, principalmente los de viento, de mayor tamaño resultaron afectados y que se requiere con urgencia un lugar donde retomar los ensayos, el que debe tener condiciones especiales de espacio y temperatura.
Con el violín que interpreta Karina, entre sus manos, la pequeña cuenta la experiencia que le tocó vivir esa madrugada, que difícilmente podrá olvidar. “Estaba durmiendo en mi casa con toda mi familia, de repente escuché un ruido muy fuerte y todo comenzó a moverse. Escuché algo como que se caían las copas y los platos y después mi mamá comenzó a gritar. Después como que no me acuerdo mucho y recién me acuerdo cuando estábamos en la calle junto a mi abuelito y mi abuelita. Ellos como que estaban más calmados y me sentí bien al lado de ellos”, dice la joven violinista.
La pequeña, con una mirada que delata el esfuerzo, intenta recordar más detalles de lo ocurrido esa noche, pero la tarea no es fácil. Cierra los ojos y dice sólo recordar gritos, ruidos, sirenas y que fue una noche que no parecía terminar. La imagen que vio al otro día, sin embargo, parece estar grabada como una película ininterrumpida. “Habían casas con los vidrios quebrados al lado de la nuestra. Fuimos con mi hermano a ver a la esquina y en la parte de atrás de mi casa había gente con pijama afuera de una casa que se había caído casi toda”, agrega.
Con el paso de los días y con un pueblo que intenta volver a la normalidad, ella y el resto de los integrantes de la orquesta se reúnen en una improvisada sala a interpretar las pautas que llevan a cada lado y que son casi como una parte de ellos, lo mismo que su violín. “Cuando nos juntamos y empezamos a tocar como que nos olvidamos de todo lo malo que pasó”, dice Karina y un compañero que tímidamente dice que se llama Rodrigo agrega, medio avergonzado, que “a lo mejor a la gente también le pasa lo mismo. Yo creo que deberíamos dar un pequeño concierto para que escuchen música y se olviden de todo lo malo que pasó”, dice convencido de que las notas que entregan sus instrumentos son un remedio para el alma, capaz de curar todo el dolor que dejó un terremoto que muy difícilmente podrán olvidar.
Por Rodrigo Inostroza, en reportaje del examen de título para optar al título de periodista, 21 de abril de 2010)
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