Estas expresiones de violencia se dan al interior de la dinámica escolar y son frecuentemente formas de exclusión social de algunos grupos de jóvenes hacia otros, constituyéndose de esta manera una relación entre grupos y subgrupos al interior de los colegios. Aunque estas manifestaciones se dan en el ambiente escolar, sus causas y consecuencias no solo se remiten a este espacio, ya que involucran el mundo interior y emociones de los afectados, espacios de difícil acceso, que no permiten saber cuál es el daño causado al individuo y qué reacciones puede tener frente a él.
La agresión escolar entre niños y niñas no es un fenómeno reciente. Más de alguien recordará haber sido agredido sistemáticamente por sus compañeros durante sus años de estudio, o bien, haber sido uno de los que molestaba al más débil o al gordito del curso. Asimismo, se sabe que los niños suelen ser crueles con sus pares, tanto en sus relaciones interpersonales como en los juegos que crean.
Sin embargo, hoy en día nuestro país sufre los efectos de uno de los fenómenos globales de violencia escolar que más impacto ha causado en la sociedad en el último tiempo: el bullying.
En Chile, los índices de violencia escolar según un estudio de violencia en los colegios realizado por el Ministerio de Educación en el año 2005, dice que el 35% de los alumnos encuestados reconoció sufrir sistemáticamente algún tipo de agresión física o sicológica por parte de sus compañeros.
Además, este estudio señaló que el perfil de los escolares chilenos es muy parecido al de niños de otros países en los que se ha reconocido al bullying como un problema real y concreto.
Estos indicadores se condicen con lo que sucede en las aulas de los colegios cuando se les pregunta a los mismos estudiantes acerca de la violencia entre compañeros. (Ver recuadro)
Algunas cifras a considerar
91,7% DE LOS ALUMNOS CREE QUE HAY VIOLENCIA SICOLÓGICA EN SU COLEGIO.
82,3% ESTIMA QUE HAY AGRESIONES FÍSICAS.
11,7% SOSTIENE QUE HAY ATAQUES CON ARMAS EN SU COLEGIO.
38,1% DE ALUMNOS DECLARA HABER SIDO AGRESOR.
12% DE ALUMNOS Y PROFESORES SE SIENTEN DISCRIMINADOS.
7,2% DE ESTUDIANTES Y DOCENTES AFIRMAN SENTIRSE AMENAZADOS PERMANENTEMENTE.
26,3% DE LOS ALUMNOS AGREDIDOS SE LO CUENTA A UN AMIGO.
15,6% SE LO DICE A SU FAMILIA.
44,7% DE LOS ESTUDIANTES DECLARA HABER SIDO AGREDIDO.
CARTOGRAFÍA DE BULLYING
El diputado Marcelo Díaz (PS) presenta un mapa del Bullying, donde dice que los colegios subvencionados superan a los municipales en cuanto a recurrencia del fenómeno, seguidos desde muy cerca por los colegios privados.
A su vez las Regiones Metropolitana (113), V (60) y la VIII (36) son las que presentaron durante el año pasado la mayor cantidad de denuncias.
Díaz además advirtió que "estamos ante un fenómeno de cifras ocultas, porque aunque el número de denuncias es bajo, en colegios particulares el modo de abordar estas denuncias es distinto. No se recurre a las autoridades públicas, sino a los mismos directivos de los colegios (...) creo que estas cifras esconden una realidad mayor.
Falta una postura más proactiva desde las autoridades educacionales por saber qué está pasando en cada colegio.
Estoy convencido de que esta cifra se multiplicaría varias veces", agrega con un dejo de preocupación.
Hay un estudio realizado en el 2005 por la Universidad del Desarrollo, donde dice que la mitad de estudiantes entre 11 y 17 años reconoce haber sido victima de golpes y amenazas por parte de sus compañeros, pero lo más preocupante es más del 13 % de esas victimas no cuenta lo ocurrido a nadie, situación que algunos expertos en el tema no deja de preocupar, debido a la alta carga emocional que esto conlleva.
En ese sentido, Rodrigo Bosch, Presidente del Consejo Nacional de Colegios y Escuelas Particulares (Conacep) y que reúne a 850 establecimientos subvencionados y particulares, dice que sólo los colegios que cuentan con más recursos tienen la posibilidad de enfrentar este tema sin ningún tipo de ayuda, ya que por lo general, al interior de estos cuentan con diversos profesionales que les ayudan en esta materia.
Pero en general, opina, que el acoso escolar se debe enfrentar de manera colaborativa. "Para nosotros lo más útil fue compartir experiencias exitosas y sacar lecciones de aquellas que no han tenido buenos resultados", afirma.
BULLYNG
El bullying implica agredir a compañeros de clases o colegio a través de burlas, bromas pesadas, golpes etc.
Quienes realizan estas acciones pueden hacerlo en forma individual o en grupo. Estas situaciones son bastante comunes en los colegios, pero también se da en la educación superior y en los trabajos, llegando a ser dañinas para las víctimas de estas acciones, quienes en algunos casos las sufren en silencio y soledad.
El término, viene de la palabra en ingles “bull” que significa toro, una criatura fuerte y que atropella a los más débiles y pequeños, según los psicólogos.
Lo trascendente no es la acción, sino que los efectos que causa entre sus victimas. No se puede subestimar el miedo que puede sentir una persona, pero sobre todo un niño al ser intimidado por uno de sus pares.
Estas acciones negativas son, por lo general, cometidas verbalmente o mediante contacto físico, aunque también existe un bullying sicológico como son la exclusión de un niño a ciertos grupos de trabajo escolar o juegos.
También hay que tener presente no confundir esta situación con los altibajos que se producen comúnmente en las relaciones entre los alumnos, que generalmente van ligados con sus cambios sicológicos y sociológicos de la etapa de la adolescencia y pre-adolescencia.
RESPONSABLES
Los padres y profesores deben tener un cuidado especial en niños y adolescentes, sobre todo aquellos quienes han sido víctimas de estas agresiones por parte de sus compañeros en el colegio. Pero esto no es tan sólo una responsabilidad de los adultos, sino que también de las víctimas de estos hechos que callan cuando el “bully” le ocurre, por la presión de quién es su “victimario”, quién generalmente la amenaza para mantenerla callada y así evitar que recurra a alguien, porque si lo llegase hacer, podría sufrir graves consecuencias.
Además de los padres, profesores y víctimas, existe otro responsable, que son aquellos compañeros de curso que no están implicados directamente, pero si saben lo que ocurre dentro de la sala de clases, en el recreo o en la calle. Aunque ellos no estén involucrados, si podrían ayudar a quienes sufren estas situaciones no deseadas y terminan sin querer, transformándose en “cómplices encubridores” de este mal.
QUÉ HACER EN CASO DE BULLYING
Según el psiquiatra infanto–juvenil de Integramédica, Juan Mosca, estos ataques no son sólo en el ámbito físico a través de golpes, tirones de pelo y patadas, sino también en lo sicológico con ofensas, amenazas, intimidación y la generación de rumores. “Esta práctica no se trata solamente de simples bromas y burlas entre estudiantes, sino que se refiere a la práctica frecuente y sistemática de agresiones físicas y/o sicológicas de un niño o un grupo de ellos, en contra de uno o más menores”, asegura el doctor.
El especialita dice que “estas agresiones se presentan durante todo el periodo escolar, sin embrago es más común entre quinto y octavo básico. No discrimina condición educacional, social ni económica”.
Los padres deben estar atentos a los cambios de carácter y reacciones de sus hijos en el hogar. “Es importante tener en cuenta que el menor puede reaccionar de diferentes formas frente a estas malas prácticas de sus compañeros, con sentimientos como frustración, rabia, vergüenza, impotencia, retraimiento e incluso venganza. Esto genera cambios importantes en su conducta”, cuenta el especialista.
Hay que estar atentos para detectar estos cambios a tiempo y poder cambiar estas conductas, ya que en la mayoría de estos casos el niño no les cuenta ni a sus padres ni profesores, hasta que se les pregunta directamente si es que es víctima de abusos en su colegio. Pero también hay que tener claro porque se producen estas situaciones y entender las motivaciones y conflictos detrás de los ataques de sus compañeros.
El doctor Mosca dice que” es rol de los padres ayudar a que el niño resuelva sus crisis y satisfaga sus necesidades de valoración personal y hacia los demás, de un modo adecuado, y de acuerdo a un marco valórico y de respeto hacia su persona y el resto. Esto, debido a que sus estructuras cognitivas todavía no se lo permiten”, recalca el especialista.
PREVENCIÓN
Una forma prevención de estos abusos escolares es conversar habitualmente con los hijos e hijas, creando instancias de conversación y así poder crear habilidades sociales, como realizar actividades extraescolares y reforzar la autoestima basados en premios y no en castigos, como lo hacen los padres habitualmente. Los docentes juegan un rol importante en este proceso, enseñándole a sus alumnos el respeto con los demás, pero por sobre todo con ellos mismos.
Para evitar que un niño o niña sea quien genere la discriminación o matonaje escolar es importante que los padres los ayuden a reconocer sus propias debilidades y a respetar a los otros y enseñarles a que acepten la diversidad. El especialista que “es necesario evitar un excesivo perfeccionismo y exitismo, y las actitudes déspotas o descalificadoras de los padres hacia el menor”.
PERFIL VICTIMA Y VICTIMARIO
La víctima generalmente se destaca del resto de sus compañeros por sus diferencias y defectos. Estos pueden ser por su estereotipo como “el guatón”, “el mateo” o “el flojo” y a todo esto se le suma se aspecto débil. Este niño o niña tiene relaciones interpersonales con alto grado de timidez, es retraído y se aíslan de la sociabilidad, según lo afirman las cientos de publicaciones que existen respecto del tema.
Además las víctimas pueden ser pasivas, esto significa que son inseguros, callados y no responden cuando son insultados, en cambio la víctima activa es una mezcla de ansiedad y reacciones agresivas, lo que es utilizado por el agresor para excusar su propia conducta frente a los demás. A veces son niños que se comportan de manera irritante lo que provoca reacciones negativas de sus compañeros.
En cambio “el matón” es de aspecto fuerte en términos físicos y sicológicos. Se relaciona agresivamente con aquellos compañeros que considera débiles o cobardes. Es impulsivo y no siente empatía de sus víctimas, no tiene sentimiento de culpa, cree que es líder y demuestra una alta autoestima frente a sus pares. Tenemos al matón activo que en casi siempre realiza las agresiones de manera directa con sus victimas, pero también puede dirigir a sus seguidores para que realicen matonaje. El matón pasivo sigue al agresor, pero no participa de los ataques y además siente lástima por la victima, pero no se atreve a expresarlo.
En el caso de los grupos de matonaje escolar, generalmente la intención de los miembros en participar de estas acciones es defensiva, es decir, es como una forma de evitar ser una víctima. Lo hacen como una forma destacar y pasan de ser simples observadores a cómplices de una agresión para que de ese modo puedan encontrar apoyo en el grupo.
RECIENTES CASOS DE BULLYING
El caso más grave de bullying ocurrió en nuestro país es el de Pamela Pizarro de 13 años, quien encontró en la muerte la solución al grave problema que le estaba sucediendo. Las bromas, el maltrato físico y sicológico que recibía por parte de un grupo de alumnas del colegio Javiera Carrera de Iquique culminaron por abrumarla hasta tal punto que la llevó al suicidio.
Roxana Lorca ya se encuentra terminando su carrera de Derecho, pero recuerda como si fuera ayer lo mal que lo paso en colegio al ser una víctima de bullying. “Fue cuando yo era chica. Estaba en sexto básico en un colegio de monjas en el sur, al cual llegue porque mi papá lo trasladaron del trabajo. Me discriminaban por ser de Santiago, cualquier cosa mala que hacían en el curso era yo la culpable, pero lo más terrible era que contaban con el apoyo de nuestra profesora”.
Esta situación provoco en Roxana reacciones como vómitos frecuentes, angustia, agresividad en su casa y una fuerte depresión. Cuando les contó a sus padres fueron de inmediato al colegio a pedir que ella pudiera dar exámenes libres para no perder el año escolar.
Sebastian Chávez en cambio es la otra cara de la moneda.
El era el victimario, “esto fue hace muchos años, cuando aún no se manejaba este término, era como un juego para nosotros. Más que matonaje eran bromas pesadas, la idea era ridiculizar a mis compañeros para que se avisparan o para que no fueran muy creídos. La verdad es que si viera a los compañeros que moleste y que se tuvieron que cambiar de colegio no podría mirarlos a la cara” afirma.
El último caso grave de bullying ocurrido en nuestro país, fue en la comuna de Puente Alto, en el colegio Crisol. Allí, paradójicamente, mientras los padres se encontraban en reunión con las autoridades del colegio, denunciando que su hijo estaba siendo victima de matonaje por parte de sus compañeros, el niño se estrello contra un ventanal y resultando con graves lesiones en sus antebrazos.
Para los apoderados y profesores del colegio lo ocurrido con Vicente es simplemente “juego de niños”. O será quizás que están esperando que este niño tome la misma decisión que tomo Pamela Pizarro para empezar a tomar medidas. Según los expertos, ante la aparición de los más mínimos “síntomas” que un niño esta siendo maltratado por sus pares se deben tomar acciones concretas, antes que esa carga emocional se transforme en una bomba de tiempo que pueda originar un desastre que afectaría a toda la familia.
Por Muriel García Barros (en reportaje del examen de título para optar al título de periodista, 21 de abril de 2010)
La agresión escolar entre niños y niñas no es un fenómeno reciente. Más de alguien recordará haber sido agredido sistemáticamente por sus compañeros durante sus años de estudio, o bien, haber sido uno de los que molestaba al más débil o al gordito del curso. Asimismo, se sabe que los niños suelen ser crueles con sus pares, tanto en sus relaciones interpersonales como en los juegos que crean.
Sin embargo, hoy en día nuestro país sufre los efectos de uno de los fenómenos globales de violencia escolar que más impacto ha causado en la sociedad en el último tiempo: el bullying.
En Chile, los índices de violencia escolar según un estudio de violencia en los colegios realizado por el Ministerio de Educación en el año 2005, dice que el 35% de los alumnos encuestados reconoció sufrir sistemáticamente algún tipo de agresión física o sicológica por parte de sus compañeros.
Además, este estudio señaló que el perfil de los escolares chilenos es muy parecido al de niños de otros países en los que se ha reconocido al bullying como un problema real y concreto.
Estos indicadores se condicen con lo que sucede en las aulas de los colegios cuando se les pregunta a los mismos estudiantes acerca de la violencia entre compañeros. (Ver recuadro)
Algunas cifras a considerar
91,7% DE LOS ALUMNOS CREE QUE HAY VIOLENCIA SICOLÓGICA EN SU COLEGIO.
82,3% ESTIMA QUE HAY AGRESIONES FÍSICAS.
11,7% SOSTIENE QUE HAY ATAQUES CON ARMAS EN SU COLEGIO.
38,1% DE ALUMNOS DECLARA HABER SIDO AGRESOR.
12% DE ALUMNOS Y PROFESORES SE SIENTEN DISCRIMINADOS.
7,2% DE ESTUDIANTES Y DOCENTES AFIRMAN SENTIRSE AMENAZADOS PERMANENTEMENTE.
26,3% DE LOS ALUMNOS AGREDIDOS SE LO CUENTA A UN AMIGO.
15,6% SE LO DICE A SU FAMILIA.
44,7% DE LOS ESTUDIANTES DECLARA HABER SIDO AGREDIDO.
CARTOGRAFÍA DE BULLYING
El diputado Marcelo Díaz (PS) presenta un mapa del Bullying, donde dice que los colegios subvencionados superan a los municipales en cuanto a recurrencia del fenómeno, seguidos desde muy cerca por los colegios privados.
A su vez las Regiones Metropolitana (113), V (60) y la VIII (36) son las que presentaron durante el año pasado la mayor cantidad de denuncias.
Díaz además advirtió que "estamos ante un fenómeno de cifras ocultas, porque aunque el número de denuncias es bajo, en colegios particulares el modo de abordar estas denuncias es distinto. No se recurre a las autoridades públicas, sino a los mismos directivos de los colegios (...) creo que estas cifras esconden una realidad mayor.
Falta una postura más proactiva desde las autoridades educacionales por saber qué está pasando en cada colegio.
Estoy convencido de que esta cifra se multiplicaría varias veces", agrega con un dejo de preocupación.
Hay un estudio realizado en el 2005 por la Universidad del Desarrollo, donde dice que la mitad de estudiantes entre 11 y 17 años reconoce haber sido victima de golpes y amenazas por parte de sus compañeros, pero lo más preocupante es más del 13 % de esas victimas no cuenta lo ocurrido a nadie, situación que algunos expertos en el tema no deja de preocupar, debido a la alta carga emocional que esto conlleva.
En ese sentido, Rodrigo Bosch, Presidente del Consejo Nacional de Colegios y Escuelas Particulares (Conacep) y que reúne a 850 establecimientos subvencionados y particulares, dice que sólo los colegios que cuentan con más recursos tienen la posibilidad de enfrentar este tema sin ningún tipo de ayuda, ya que por lo general, al interior de estos cuentan con diversos profesionales que les ayudan en esta materia.
Pero en general, opina, que el acoso escolar se debe enfrentar de manera colaborativa. "Para nosotros lo más útil fue compartir experiencias exitosas y sacar lecciones de aquellas que no han tenido buenos resultados", afirma.
BULLYNG
El bullying implica agredir a compañeros de clases o colegio a través de burlas, bromas pesadas, golpes etc.
Quienes realizan estas acciones pueden hacerlo en forma individual o en grupo. Estas situaciones son bastante comunes en los colegios, pero también se da en la educación superior y en los trabajos, llegando a ser dañinas para las víctimas de estas acciones, quienes en algunos casos las sufren en silencio y soledad.
El término, viene de la palabra en ingles “bull” que significa toro, una criatura fuerte y que atropella a los más débiles y pequeños, según los psicólogos.
Lo trascendente no es la acción, sino que los efectos que causa entre sus victimas. No se puede subestimar el miedo que puede sentir una persona, pero sobre todo un niño al ser intimidado por uno de sus pares.
Estas acciones negativas son, por lo general, cometidas verbalmente o mediante contacto físico, aunque también existe un bullying sicológico como son la exclusión de un niño a ciertos grupos de trabajo escolar o juegos.
También hay que tener presente no confundir esta situación con los altibajos que se producen comúnmente en las relaciones entre los alumnos, que generalmente van ligados con sus cambios sicológicos y sociológicos de la etapa de la adolescencia y pre-adolescencia.
RESPONSABLES
Los padres y profesores deben tener un cuidado especial en niños y adolescentes, sobre todo aquellos quienes han sido víctimas de estas agresiones por parte de sus compañeros en el colegio. Pero esto no es tan sólo una responsabilidad de los adultos, sino que también de las víctimas de estos hechos que callan cuando el “bully” le ocurre, por la presión de quién es su “victimario”, quién generalmente la amenaza para mantenerla callada y así evitar que recurra a alguien, porque si lo llegase hacer, podría sufrir graves consecuencias.
Además de los padres, profesores y víctimas, existe otro responsable, que son aquellos compañeros de curso que no están implicados directamente, pero si saben lo que ocurre dentro de la sala de clases, en el recreo o en la calle. Aunque ellos no estén involucrados, si podrían ayudar a quienes sufren estas situaciones no deseadas y terminan sin querer, transformándose en “cómplices encubridores” de este mal.
QUÉ HACER EN CASO DE BULLYING
Según el psiquiatra infanto–juvenil de Integramédica, Juan Mosca, estos ataques no son sólo en el ámbito físico a través de golpes, tirones de pelo y patadas, sino también en lo sicológico con ofensas, amenazas, intimidación y la generación de rumores. “Esta práctica no se trata solamente de simples bromas y burlas entre estudiantes, sino que se refiere a la práctica frecuente y sistemática de agresiones físicas y/o sicológicas de un niño o un grupo de ellos, en contra de uno o más menores”, asegura el doctor.
El especialita dice que “estas agresiones se presentan durante todo el periodo escolar, sin embrago es más común entre quinto y octavo básico. No discrimina condición educacional, social ni económica”.
Los padres deben estar atentos a los cambios de carácter y reacciones de sus hijos en el hogar. “Es importante tener en cuenta que el menor puede reaccionar de diferentes formas frente a estas malas prácticas de sus compañeros, con sentimientos como frustración, rabia, vergüenza, impotencia, retraimiento e incluso venganza. Esto genera cambios importantes en su conducta”, cuenta el especialista.
Hay que estar atentos para detectar estos cambios a tiempo y poder cambiar estas conductas, ya que en la mayoría de estos casos el niño no les cuenta ni a sus padres ni profesores, hasta que se les pregunta directamente si es que es víctima de abusos en su colegio. Pero también hay que tener claro porque se producen estas situaciones y entender las motivaciones y conflictos detrás de los ataques de sus compañeros.
El doctor Mosca dice que” es rol de los padres ayudar a que el niño resuelva sus crisis y satisfaga sus necesidades de valoración personal y hacia los demás, de un modo adecuado, y de acuerdo a un marco valórico y de respeto hacia su persona y el resto. Esto, debido a que sus estructuras cognitivas todavía no se lo permiten”, recalca el especialista.
PREVENCIÓN
Una forma prevención de estos abusos escolares es conversar habitualmente con los hijos e hijas, creando instancias de conversación y así poder crear habilidades sociales, como realizar actividades extraescolares y reforzar la autoestima basados en premios y no en castigos, como lo hacen los padres habitualmente. Los docentes juegan un rol importante en este proceso, enseñándole a sus alumnos el respeto con los demás, pero por sobre todo con ellos mismos.
Para evitar que un niño o niña sea quien genere la discriminación o matonaje escolar es importante que los padres los ayuden a reconocer sus propias debilidades y a respetar a los otros y enseñarles a que acepten la diversidad. El especialista que “es necesario evitar un excesivo perfeccionismo y exitismo, y las actitudes déspotas o descalificadoras de los padres hacia el menor”.
PERFIL VICTIMA Y VICTIMARIO
La víctima generalmente se destaca del resto de sus compañeros por sus diferencias y defectos. Estos pueden ser por su estereotipo como “el guatón”, “el mateo” o “el flojo” y a todo esto se le suma se aspecto débil. Este niño o niña tiene relaciones interpersonales con alto grado de timidez, es retraído y se aíslan de la sociabilidad, según lo afirman las cientos de publicaciones que existen respecto del tema.
Además las víctimas pueden ser pasivas, esto significa que son inseguros, callados y no responden cuando son insultados, en cambio la víctima activa es una mezcla de ansiedad y reacciones agresivas, lo que es utilizado por el agresor para excusar su propia conducta frente a los demás. A veces son niños que se comportan de manera irritante lo que provoca reacciones negativas de sus compañeros.
En cambio “el matón” es de aspecto fuerte en términos físicos y sicológicos. Se relaciona agresivamente con aquellos compañeros que considera débiles o cobardes. Es impulsivo y no siente empatía de sus víctimas, no tiene sentimiento de culpa, cree que es líder y demuestra una alta autoestima frente a sus pares. Tenemos al matón activo que en casi siempre realiza las agresiones de manera directa con sus victimas, pero también puede dirigir a sus seguidores para que realicen matonaje. El matón pasivo sigue al agresor, pero no participa de los ataques y además siente lástima por la victima, pero no se atreve a expresarlo.
En el caso de los grupos de matonaje escolar, generalmente la intención de los miembros en participar de estas acciones es defensiva, es decir, es como una forma de evitar ser una víctima. Lo hacen como una forma destacar y pasan de ser simples observadores a cómplices de una agresión para que de ese modo puedan encontrar apoyo en el grupo.
RECIENTES CASOS DE BULLYING
El caso más grave de bullying ocurrió en nuestro país es el de Pamela Pizarro de 13 años, quien encontró en la muerte la solución al grave problema que le estaba sucediendo. Las bromas, el maltrato físico y sicológico que recibía por parte de un grupo de alumnas del colegio Javiera Carrera de Iquique culminaron por abrumarla hasta tal punto que la llevó al suicidio.
Roxana Lorca ya se encuentra terminando su carrera de Derecho, pero recuerda como si fuera ayer lo mal que lo paso en colegio al ser una víctima de bullying. “Fue cuando yo era chica. Estaba en sexto básico en un colegio de monjas en el sur, al cual llegue porque mi papá lo trasladaron del trabajo. Me discriminaban por ser de Santiago, cualquier cosa mala que hacían en el curso era yo la culpable, pero lo más terrible era que contaban con el apoyo de nuestra profesora”.
Esta situación provoco en Roxana reacciones como vómitos frecuentes, angustia, agresividad en su casa y una fuerte depresión. Cuando les contó a sus padres fueron de inmediato al colegio a pedir que ella pudiera dar exámenes libres para no perder el año escolar.
Sebastian Chávez en cambio es la otra cara de la moneda.
El era el victimario, “esto fue hace muchos años, cuando aún no se manejaba este término, era como un juego para nosotros. Más que matonaje eran bromas pesadas, la idea era ridiculizar a mis compañeros para que se avisparan o para que no fueran muy creídos. La verdad es que si viera a los compañeros que moleste y que se tuvieron que cambiar de colegio no podría mirarlos a la cara” afirma.
El último caso grave de bullying ocurrido en nuestro país, fue en la comuna de Puente Alto, en el colegio Crisol. Allí, paradójicamente, mientras los padres se encontraban en reunión con las autoridades del colegio, denunciando que su hijo estaba siendo victima de matonaje por parte de sus compañeros, el niño se estrello contra un ventanal y resultando con graves lesiones en sus antebrazos.
Para los apoderados y profesores del colegio lo ocurrido con Vicente es simplemente “juego de niños”. O será quizás que están esperando que este niño tome la misma decisión que tomo Pamela Pizarro para empezar a tomar medidas. Según los expertos, ante la aparición de los más mínimos “síntomas” que un niño esta siendo maltratado por sus pares se deben tomar acciones concretas, antes que esa carga emocional se transforme en una bomba de tiempo que pueda originar un desastre que afectaría a toda la familia.
Por Muriel García Barros (en reportaje del examen de título para optar al título de periodista, 21 de abril de 2010)
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